Dieta en crisis: el alarmante abismo entre la alimentación recomendada y el consumo real en los hogares argentinos

Un estudio del IETSE revela que la pérdida de poder adquisitivo fuerza a las familias a sustituir proteínas, vitaminas y lácteos por alimentos de bajo costo, alta densidad calórica y escaso valor nutricional, configurando un patrón de subalimentación cualitativa que compromete la salud pública.

Argentina25 de agosto de 2025Sures NoticiasSures Noticias
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Foto Press

I. Introducción: La brecha nutricional de Argentina
 

El Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) ha publicado un informe técnico que se presenta como un insumo de fundamental relevancia para el análisis socioeconómico y sanitario del país. El estudio, titulado "Alimentación Argentina: La distancia entre la dieta recomendada y la consumida," se propuso analizar las diferencias estructurales entre la dieta de referencia definida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y los patrones de consumo alimentario que se observan realmente en los hogares.

La investigación, que se sustenta en una sólida base de 3.750 encuestas realizadas en las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, evidencia una brecha significativa entre lo que se debería consumir para una nutrición adecuada y lo que la población consume efectivamente. Los hallazgos confirman que numerosos alimentos contemplados en la dieta de referencia no son consumidos de manera habitual o lo son en proporciones sensiblemente menores, una situación estrechamente vinculada con la pérdida del poder adquisitivo en amplios sectores de la población. Este fenómeno no se limita a un déficit simple, sino que se manifiesta en una reconfiguración de la estructura de consumo. En contrapartida, se observa la incorporación de productos no contemplados en la tabla nutricional oficial, como alitas y carcasa de pollo, menudos aviares y vacunos, los cuales se han convertido en sustitutos de menor costo y, a menudo, de menor calidad nutricional.

Este cambio en el patrón de consumo se caracteriza por un incremento desproporcionado de productos con un elevado contenido de hidratos de carbono, acompañado de una reducción en la ingesta de alimentos de mayor calidad nutricional, como los proteicos y aquellos ricos en vitaminas y minerales. La elección de la dieta, en este contexto, deja de ser una preferencia cultural o de gusto para convertirse en una decisión de supervivencia económica, donde la prioridad es la saciedad y no la nutrición. Este informe constituye, por tanto, una radiografía de la dieta argentina que refleja no solo los hábitos alimentarios, sino también las profundas transformaciones económicas que los condicionan y las graves implicaciones sanitarias a largo plazo que conllevan.

 

II. Metodología del estudio: El rigor detrás de los datos
 

El estudio del IETSE se fundamenta en un diseño metodológico mixto que garantiza la representatividad y validez de sus conclusiones. Para relevar los hábitos de consumo alimentario, se aplicaron 3.750 encuestas de hogares, distribuidas proporcionalmente en las 23 provincias argentinas y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, lo que le otorga al estudio un alcance nacional y una cobertura de todos los estratos socioeconómicos. El muestreo se estructuró sobre criterios de distribución geográfica y población urbana, priorizando la heterogeneidad regional.

La recolección de datos se llevó a cabo mediante un enfoque multicanal para maximizar la tasa de respuesta y reducir sesgos. Se emplearon encuestas telefónicas, presenciales en áreas urbanas y periurbanas, y formularios web autoadministrados con validación cruzada. La unidad de análisis fue el hogar argentino, definido como el conjunto de personas que residen en una misma vivienda y comparten gastos de alimentación.

Para permitir la comparación con la Tabla Nutricional del INDEC, que es la base oficial para la Canasta Básica Alimentaria (CBA), los consumos relevados fueron ponderados y estandarizados estadísticamente hacia la configuración de una "Familia Tipo II", compuesta por cuatro integrantes (una pareja o matrimonio con dos hijos). Este procedimiento asegura una comparabilidad directa y rigurosa con los parámetros nutricionales oficiales.1 Cabe destacar que, si bien el relevamiento incluyó hogares de todos los estratos, el análisis central del informe excluye consumos prácticamente exclusivos de los sectores de mayor nivel de ingreso, ya que su impacto en el promedio general resulta estadísticamente marginal y no altera la tendencia central de la población.

 

III. Análisis por categoría: una radiografía del plato argentino
 

El análisis comparativo entre los consumos recomendados por el INDEC y los patrones de consumo reales registrados en los hogares argentinos revela patrones de desviación significativos. Esta sección desglosa las tendencias por rubro alimentario, demostrando cómo la situación económica se traduce directamente en la composición nutricional del plato familiar.

 

A. Carnes: el vuelco hacia la proteína más barata
 

El rubro de las carnes exhibe una de las transformaciones más evidentes y alarmantes. Se registra un fuerte déficit en el consumo de productos de alto valor nutricional y elevado costo, mientras que se observa un sobreconsumo masivo de alternativas más económicas.

El consumo de asado vacuno, carne para milanesas y carne picada especial ha caído drásticamente, con reducciones del 68%, 60% y 73% respectivamente. El pescado fresco, una fuente vital de Omega-3, presenta una disminución del 58%. A pesar de ser una de las proteínas más accesibles, el pollo fresco también muestra una caída del 21% respecto a la ingesta recomendada.

En contraste, los hogares han incorporado en su dieta una serie de productos que no figuran en la tabla nutricional oficial del INDEC. El consumo de alitas y carcasa de pollo se dispara en 3.128 gramos por familia, y los menudos de pollo y las menudencias vacunas registran sobreconsumos de 2.080 gramos y 1.133 gramos, respectivamente. Esto demuestra una sustitución forzada por opciones de menor costo por kilo. Si bien el consumo total de carnes por familia tipo II aumenta 1.929 gramos en comparación con el total recomendado, esta cifra resulta engañosa. La mayor cantidad esconde un deterioro cualitativo del rubro, donde la proteína de alto valor biológico de la carne magra y el pescado es reemplazada por alternativas con perfiles nutricionales menos completos, impactando la ingesta de minerales esenciales como el hierro.

Tabla comparativa de Cconsumo de carnes (recomendado vs. real) - Hogares tipo II

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El gráfico de barras que describe la variación de consumo por producto del rubro "Carnes" visualiza claramente este fenómeno, con barras negativas pronunciadas para los cortes de mayor valor (asado vacuno, milanesa) y barras positivas para los sustitutos de bajo costo (alitas, menudos).1 Un gráfico circular que represente la participación relativa en el consumo real del rubro ilustra que el pollo fresco y sus subproductos (alitas, menudos) concentran el 51% del consumo total, mientras que el pescado apenas representa el 2%, subrayando la dramática reconfiguración del plato.1

 

B. Frutas y verduras: La papa como única protagonista
 

La situación en el rubro de frutas y verduras es igualmente preocupante, con un déficit generalizado de 7.125 gramos por familia. El consumo de frutas, en particular, presenta caídas notables: la banana (-65%), la manzana (-62%) y la pera (-62%) se consumen en proporciones muy por debajo de lo recomendado. Las hortalizas de hoja verde, esenciales para una dieta equilibrada, también sufren una marcada reducción, con la lechuga y la acelga cayendo un 56% y 54%, respectivamente.

La única excepción a esta tendencia es la papa, que concentra un alarmante 50% del consumo total del rubro, superando la cantidad recomendada en un 28%. La cebolla también presenta un sobreconsumo del 48%. Este patrón refleja una estrategia de supervivencia en la que la papa, un alimento de bajo costo y alta densidad calórica, se convierte en el pilar principal para generar saciedad a bajo precio, en detrimento de una mayor diversidad nutricional. Se observa además una sustitución directa y significativa: mientras que el consumo de tomate fresco cae un 61%, el tomate envasado, más rendidor y económico, se consume un 140% por encima de lo previsto.

La implicación de esta reestructuración del consumo es una subalimentación de micronutrientes, con un grave riesgo de deficiencia de vitaminas y minerales esenciales. El sobreconsumo de un solo tubérculo y el déficit de una amplia variedad de frutas y verduras compromete la ingesta de fibra dietética, lo que puede contribuir a problemas digestivos y a un mayor riesgo de enfermedades crónicas. Este patrón alimentario es, en esencia, una estrategia para combatir el hambre de la forma más económica posible, sacrificando la calidad nutricional.

Tabla comparativa de consumo de frutas y verduras (recomendado vs. real) - Hogares tipo II


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Un gráfico de barras comparativo destacaría visualmente el sobreconsumo de papa y el notable déficit del resto de las frutas y verduras. El gráfico circular que representa la participación relativa en el consumo real del rubro mostraría a la papa ocupando una mitad desproporcionada del total, ilustrando con claridad la falta de diversidad nutricional.

 

C. Harinas y legumbres: la dieta del saciado pero malnutrido
 

El análisis del rubro de harinas y legumbres revela un sobreconsumo total de 8.062 gramos por familia. Esta tendencia se concentra en productos de bajo costo y alto poder de saciedad, lo que los convierte en el pilar de una dieta de supervivencia. El consumo de pan francés se dispara en un 20%, el de fideos secos en un 23% y el de harina de trigo en un 40%. Sin embargo, la variación más dramática se registra en la harina de maíz (polenta), cuyo consumo se incrementa en un 142%, lo que la consolida como una de las opciones más económicas para llenar el plato.

En contrapartida, se observan déficits en el consumo de productos como las legumbres secas (-28%), así como en galletas dulces (-50%) y saladas (-38%).1 Este patrón, dominado por los carbohidratos, es un claro indicador de una dieta de alta densidad calórica pero de baja calidad nutricional. Si bien el cuerpo recibe la energía necesaria para funcionar, carece de la fibra y los micronutrientes esenciales para un metabolismo sano. El resultado es una "dieta del saciado pero malnutrido," que aumenta el riesgo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares a largo plazo.

Tabla comparativa de consumo de harinas y legumbres (recomendado vs. real) - Hogares tipo II

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Un gráfico de barras que muestre el marcado sobreconsumo de pan, fideos y harinas resaltaría la priorización de estos productos en la dieta.1 De igual forma, un gráfico circular expondría el dominio del pan (57% de participación relativa) y los fideos (14%) en el rubro.

 

D. Huevos y lácteos: la proteína accesible en lugar del calcio esencial
 

El rubro de huevos y lácteos presenta una tendencia predominante de déficit de consumo, con una caída total de 7.401 gramos por familia. La reducción es particularmente marcada en los productos lácteos, vitales para la ingesta de calcio. El consumo de leche fluida cae un 26%, el yogur un 44%, la leche en polvo un 53%, el queso cremoso un 19% y el queso para rallar un 43%.

En un claro movimiento de sustitución, el consumo de huevos registra un sobreconsumo del 51%, lo que representa el 10% del total del rubro. El huevo, al ser una fuente de proteína de alto valor biológico y un producto de costo accesible, se ha convertido en el sustituto natural y económico de los productos lácteos, que se perciben como más caros.

Sin embargo, esta sustitución es nutricionalmente incompleta. Si bien los huevos compensan parcialmente la falta de proteínas, no proveen los mismos niveles de calcio que los lácteos, un mineral crucial para la salud ósea, especialmente en la población infantil y adolescente. La reducción en el consumo de leche, yogur y quesos, por lo tanto, no es simplemente un cambio de hábitos, sino una renuncia a componentes nutricionales esenciales que, a largo plazo, puede contribuir al aumento de enfermedades como la osteoporosis y otros problemas óseos.

Tabla comparativa de consumo de huevos y lácteos (recomendado vs. real) - Hogares tipo II

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Un gráfico de barras que compare los consumos de este rubro destacaría la marcada brecha entre los lácteos y el sobreconsumo de huevos. Un gráfico circular que muestre la participación relativa ilustraría que la leche fluida y los huevos representan más del 90% del consumo del rubro, relegando a los quesos y otros lácteos a una participación mínima.

 

E. Otros alimentos: el rol de lo accesible y no nutritivo
 

El último rubro, "Otros Alimentos," revela una alta proporción de productos calóricos de bajo nivel nutricional en la dieta real de los hogares. El azúcar se posiciona como el producto dominante, representando el 30% del consumo del rubro y superando las recomendaciones en un 45%. La yerba mate, un producto de arraigado valor cultural y bajo costo, también presenta un sobreconsumo del 30%.

Asimismo, se advierte una clara preferencia por alternativas económicas en productos de uso diario.1 El consumo de "aceite mezcla" aumenta en 3.158 cc, mientras que el "aceite de girasol" disminuye un 43%. La grasa de pella, un producto no recomendado, es incorporada en 327 gramos. La yerba mate y el azúcar se convierten en pilares de una dieta de "supervivencia hedónica," donde se recurre a fuentes baratas de energía y a productos de costumbre, a expensas de un mayor aporte nutricional.

Tabla comparativa de consumo de otros alimentos (recomendado vs. real) - Hogares tipo II

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Un gráfico de barras comparativo ilustraría el sobreconsumo de azúcar, yerba mate, y los aceites y grasas más baratos. Un gráfico circular mostraría la desproporcionada participación del azúcar (30%) y el aceite de mezcla (16%) en el consumo del rubro, evidenciando una priorización de productos que ofrecen energía a expensas del valor nutricional.

 

V. Conclusiones y un Llamado a la Acción
 

El estudio del IETSE demuestra que los hogares argentinos mantienen patrones de consumo que se alejan de forma sistemática de las recomendaciones oficiales de alimentación saludable. La crisis económica se manifiesta en una polarización de la dieta: por un lado, una subalimentación severa en rubros críticos para la calidad nutricional como frutas, verduras y lácteos; por otro, un sobreconsumo de alimentos que generan saciedad pero carecen de valor nutritivo.

Esta "brecha estructural" en la dieta no es un problema de elección personal, sino una consecuencia directa de las condiciones socioeconómicas. El precio y la accesibilidad son los factores determinantes que fuerzan a las familias a realizar un "trueque nutricional," sustituyendo proteínas de alto valor biológico (carne, pescado) por alternativas más baratas (menudos, subproductos de pollo), y alimentos ricos en vitaminas y fibra por carbohidratos de bajo costo como la papa y las harinas.

Las implicaciones sanitarias de este patrón de consumo son profundas y a largo plazo. El sobreconsumo de harinas, panificados y azúcar incrementa el riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad infantil, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, mientras que la subalimentación de lácteos compromete la ingesta de calcio, un mineral esencial para la salud ósea.

En consecuencia, los resultados obtenidos deben constituir una alerta para el diseño de políticas públicas. La solución no se limita a campañas de educación nutricional, sino que debe abordar las causas fundamentales del problema: la mejora del poder adquisitivo de las familias para garantizarles la accesibilidad a alimentos esenciales y nutritivos.1 Solo al cerrar esta brecha económica, se podrá aspirar a cerrar la brecha nutricional que hoy pone en riesgo la salud pública de la población argentina.

IV. Infografía: una mirada a la estructura de consumo

Una Dieta en Crisis

El alarmante abismo entre la alimentación recomendada y el consumo real en los hogares argentinos, según el informe del IETSE.

Carnes: Menos Calidad, Más Volumen

El consumo de carnes de alto valor como el asado y las milanesas se desploma, siendo reemplazado masivamente por sustitutos más económicos como alitas, menudos y carcasa de pollo. Aunque el consumo total en gramos aumenta, la calidad nutricional se deteriora drásticamente.

-68% Asado Vacuno
-73% Carne Molida Especial

Frutas y Verduras: El Reinado de la Papa

Este rubro sufre un déficit generalizado de más de 7 kg por familia. La papa, por su bajo costo y poder de saciedad, se convierte en la protagonista absoluta, concentrando el 50% del consumo total, mientras que frutas esenciales como la banana y la manzana caen más de un 60%.

+28% Sobreconsumo de Papa

Harinas: La Dieta del "Saciado pero Malnutrido"

Con un sobreconsumo total de más de 8 kg, los productos a base de harinas son el pilar de una dieta de supervivencia. La polenta lidera el aumento con un 142%, consolidando un patrón de consumo de alta densidad calórica pero de muy bajo valor nutricional, lo que eleva el riesgo de enfermedades crónicas.

+142% Consumo de Polenta

Lácteos y Huevos: Calcio en Crisis

El consumo de lácteos, fuente vital de calcio, se desploma. La leche fluida cae un 26% y el yogur un 44%. En un claro movimiento de sustitución por su bajo costo, el huevo se convierte en la proteína de reemplazo, con un sobreconsumo del 51%, pero sin aportar el calcio perdido.

-26% Leche Fluida
+51% Huevos

Otros Alimentos: Azúcar y Grasas Baratas

En esta categoría dominan los productos calóricos y de bajo aporte nutricional. El azúcar representa el 30% del consumo del rubro, con un exceso del 45% sobre lo recomendado. Se observa también una clara preferencia por aceites mezcla y grasas económicas en detrimento de opciones más saludables.

+45% Sobreconsumo de Azúcar

Fuente: Informe "Alimentación Argentina: La distancia entre la dieta recomendada y la consumida" - IETSE.

Esta visualización es una interpretación de los datos para fines informativos.

Infografia generada con Geminis, en base a carga de datos y revisión humana

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