Norita Cortiñas, una despedida poblada de sonrisas y agradecimientos

Rebeca tiene 7 años, está parada sobre una silla y lleva colgada sobre su pecho una foto de Gustavo Cortiñas. “¡Abran los archivos!”, reclama la leyenda que la acompaña, con el énfasis que dan dos signos de admiración remarcados con determinación y apuro. “Aprendí de ella que la memoria es importante y que siempre hay que luchar por la justicia”, suelta a Somos Télam antes de cobijarse en el abrazo de su mamá.

Argentina01 de junio de 2024Sures NoticiasSures Noticias
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 Foto SomosTelam

“Ella” es Nora Morales de Cortiñas, cuyo cuerpo descansa en uno de los laterales del Microestadio Municipal Diego Armando Maradona, donde pibes y pibas de Morón y el resto del conurbano oeste hacen deportes como parte de la actividades del Espacio Mansión Seré – Casa de la Memoria y la Vida, el mismo lugar al cual esa Madre se aventuró a entrar y recorrer, en tiempos del terror que por entonces descerrajaba sobre la población la dictadura, fingiendo una historia a viva voz con el propósito de obtener algún indicio sobre si su hijo -y otros hijos e hijas de otras Madres- estaba “chupado” allí.

 Foto SomosTelam
Receba no está sola. Son decenas las nenas y nenes, así como unas 10.000 las personas adultas, organizadas en diversos colectivos y “sueltas”, que a lo largo de una jornada soleada pasarán por Mansión Seré para agradecer a Norita por haber acompañado, desde aquel ominoso 1977 hasta su último aliento, “todas las batallas”. 

Cantando al sol como la cigarra

Después de un año bajo la tierra

Igual que el sobreviviente

Que vuelve de la guerra

Entre quienes están dentro del microestadio, entre quienes están en el amplio parque que lo rodea caen lágrimas pesadas y hay expresiones de angustia. Pero lo que brota de esos rostros es, sobre todo, sonrisas. Amplias y tímidas. Generosas y plácidas. ¿Cómo no haberlas si, más que llorar su ausencia, la multitud se congrega a celebrar su vida y reafirmar el compromiso inquebrantable de mantener ¡ahora y siempre! viva la memoria, la verdad y la justicia en un pueblo muchas veces vejado a lo largo de su historia? ¿Cómo no haberlas si están alimentadas por el “Gracias Norita”, que, cual mantra, aparece escrito en las decenas y decenas de pañuelos de papel blanco pegados sobre los vidrios y marcos de las puertas? 

“Gracias Norita por acompañarnos. Que tu fuerza siga inspirándonos”. “Norita, fuiste nuestro corazón en la lucha. Te acompañaremos siempre”. “Hasta la victoria, siempre”. “Serás eterna”. “Luchamos para vencer”. “Seguirá germinando tu lucha”. “Feliz reencuentro con tus seres amados”. “Gracias, gracias, gracias Norita por enseñarnos a luchar por todas las causas justas de los pueblos”. “Gracias por tu alegría al luchar”. “Gracias por todo lo que hiciste por nosotrxs, las personas LGBT y VIH+”. “Seremos lucha”.

Al sinfín de papelitos, se suma una bandera, colocada frente al ingreso principal del microestado. Hay quienes se la atribuyen a Marcelo, su segundo hijo. “Frente al dolor más profundo, tu dolor se volvió remedio: el pico más alto del mundo mide un metro y medio. Hasta la victoria, mamá. Descansá”. 

Dentro, Nora reposa con el retrato de Gustavo, el mismo que la acompañó prácticamente desde que su hijo fue desaparecido, el 15 de abril de 1977, en cada trinchera gremial, ambiental, de género, de la diversidad, económica, política, territorial, sanitaria y, fundamentalmente, por el pleno y efectivo respeto a los derechos humanos desde la que dio batalla. 

A un costado del féretro, aparece desplegada la bandera que la acompañaba en cada una de sus rondas, aquella blanca, tan blanca como el pañuelo de las Madres, que reclamaba por los 30.000 detenidos desaparecidos. Debajo de él, con el correr de las horas, el piso es tapizado por decenas de banderines, banderitas, remeras, pañuelos verdes, serigrafías, notas, flores y carteles que se desprenden de la fila en serpentina de aquellos y aquellas que aguardan, por momentos en un silencio reflexivo, por otros con cánticos catárticos, a verla por última vez.

Todo está guardado en la memoria

Sueño de la vida y de la historia

La memoria despierta para herir

A los pueblos dormidos

Que no la dejan vivir

Libre como el viento

La emoción gana profundidad a puro aplauso y cánticos cuando, primero Taty Almeida y horas más tarde Elia Espen y Vera Jarach, ingresan a Mansión Seré para brindar su tributo a quien fuera su compañera en Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora. 

“Descansá tranquila. Te aseguro que no vamos a abandonar la lucha contra estos genocidas sin corazón. Seguiremos en la ronda. Estás ahí y siempre estarás”, señala Elia a Nora y a la multitud que agota cualquier espacio en el microestadio.

“vas a seguir andando con nosotras. Paso a paso. Buscando memoria y justicia. Te queremos, te quisimos y te vamos a seguir queriendo. Estarás presente ahora y siempre”, afirma Vera y su voz gana eco ante el atento silencio de los presentes.

La fila para llegar hasta Nora avanza desde las 16 más ordenada. “Venceremos” es el axioma, la apelación, la promesa que dejan quienes se detienen un segundo para homenajear a la Madre fallecida. Así terminaba Norita cada una de sus intervenciones públicas. Esa era -seguirá siendo- su directriz política.

 Foto SomosTelam
Y ese es el grito con el que, ya noche, el coro de voces agolpadas en la puerta lanza hacia el móvil que se lleva a la Madre luego de los 40 minutos de ceremonia privada tuvieron para sí los familiares y más allegados. La multitud de cientos parece no quererla soltar. Se funde en una columna que marcha y ronda a la Mansión Seré hasta que la unidad de traslado gana velocidad. 

Nora Cortiñas, presente

Nora Cortiñas, presente

Nora Cortiñas, presente

Ahora, y siempre

Ahora, y siempre

Ahora, y siempre

Venceremos. 

Sus allegados solicitaron que “quien quiera regalar flores, deposite ese mismo importe en la cuenta corriente del Banco de la Ciudad de Buenos Aires perteneciente a la Asociación Civil Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora”, cuyo alias es MADRESLINEAFUNDADORA.

“Ahora más que nunca las madres necesitan ese aporte”, indicaron en un comunicado.

 Foto SomosTelam
Qué fue la Mansión Seré
El espacio donde se realizó el velatorio fue un predio operado por la Fuerza Aérea Argentina, que funcionó como un centro clandestino de detención (CCD) conocido como Mansión Seré o Atila, en el período comprendido entre febrero de 1977 y principios de abril de 1978.

Este CCD operó bajo la órbita del I Cuerpo del Ejército, subzona 16 con jefatura en la Brigada Aérea (El Palomar), área 160 con jefatura en la VII Brigada Aérea (Morón), y formaba parte del circuito represivo de la zona oeste (Morón, Merlo, Moreno) conformado por 15 centros clandestinos.

La propiedad de 11 hectáreas fue vendida en el año 1949 a la municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, específicamente al Instituto de Previsión Social, y fue entregada en comodato a la Fuerza Aérea Argentina a mediados del año 1976 para el alojamiento de su personal.

En 1984, en el marco del juicio a las Juntas, el sitio fue reconocido por ex detenidos y detenidas ilegales. En 1985, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires entregó el predio en comodato al municipio de Morón.

El 1 de julio del año 2000, bajo la intendencia de Martín Sabbatella, el chalet fue inaugurado como Casa de la Memoria y la Vida, y dispuesto para sede de la Dirección de Derechos Humanos como espacio dedicado a recuperar y ejercitar la memoria sobre la historia reciente, y a promover el ejercicio y la defensa de los derechos humanos.

En 2015 el Espacio fue declarado como lugar histórico nacional. El 22 de marzo de 2013 se inauguró el Espacio Mansión Seré (EMS), que contiene los cimientos del que fuera el centro clandestino de detención más emblemático de la zona oeste. Es el resultado del proyecto arqueológico y antropológico de recuperación y preservación del lugar que contempló la creación de un laboratorio donde funciona un centro de análisis de investigación y depósitos arqueológicos.

Ronda espontánea y más repercusiones
Tras conocerse el jueves su muerte, decenas de personas se acercaron po la noche a la Plaza de Mayo y armaron una espontánea ronda alrededor de la Pirámide de Mayo, donde se colgaron carteles recordando a Norita y se prendieron velas en su memoria.

En tanto, personalidades y organizaciones de todos los ámbitos expresaron su pesar y destacaron el legado que deja la referente de derechos humanos.

Fuente somostelam.com.ar

 
 
 
 
 
 
 

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